domingo, 26 de junio de 2011

Visita a Frankfurt (2/2)

Y es que dejando de lado tanta metafísica hay cosas que para mí le dan un valor a vivir en Alemania que es difícil de entender porque aunque se expliquen hay que vivirlas para entenderlo.

Un ejemplo es el tiempo. Cuando se está acostumbrado se disfruta de forma natural, pero cuando no siempre es bueno, la temporada que sale de sol y buena temperatura es pura alegría. De momento no me puedo quejar, creo que está siendo en general bastante bueno pero por ejemplo los últimos dos fines de semana ha estado lloviendo casi todo el día.
Otra son ciertas costumbres como las que veis en las fotos: ¡Ir a coger fresas! Lo siento mucho por los agricultores españoles y en concreto de Huelva, pero sus fresas/fresones son un auténtica mierda. Muy bonitas, pero no saben a nada. ¡Dios, que delicia las fresas alemanas! Para empezar son auténticas fresas, nada de variedades pensadas en comer con los ojos. Y es que aquí, para distintas verduras/fruta tienen su "Zeit/Saison". Por ejemplo el Spargelzeit. La temporada de comer espárragos (los blancos). Los puedes encontrar frescos en todos lados y en casi todos los restaurantes tienen su carta especial donde te ofrecen o sopa de espárragos, o espárragos cocidos, o lo que se les ocurra con espárragos y está delicioso. Parece mentira que eso por ejemplo en España no se promociones más como verdura/fruta de temporada haciendo platos especiales en esas fechas. Y es que vuelvo a lo de siempre, cuando lo ves normal no le das importancia.

Pues con las fresas lo mismo. Existen terrenos donde dejan crecer las fresas y puedes ir libremente con tu bol, cajita, etc a cogerlas. Las vas seleccionando tú (con el famoso método ese de un pa mí, una pa la caja, una pa mí y a volver a contar, una pa mí, una pa la caja otra pa mí y a la boca) y cuando has acabado te las pesan y pagas lo que corresponda. No es que sea un chollo pero merece la pena. Por un lado porque la calidad nada tiene que ver. Por otro coges las que a ti te gustan directamente de la mata y por último es un entretenimiento. Y remarco lo de entretenimiento. En la cultura alemana estas son cosas para pasar el día con la familia en un ambiente natural y sano. Cogen sus bicis, van todos juntos al campo, recogen sus fresas, van a la caseta/granja donde sirven refrescos, cervezas y hacen barbacoas, comen todos juntos y para casa de vuelta con las bicis. Desconozco que se haga algo así al menos en Valencia ya que hemos pasado de ir al monte con el picnic de tortilla de patatas, escalopes empanados y bota de vino a quedar con los amigos a ver un pueblo rupestre donde hay un restaurante que te hace la comida y no tienes que cocinar por falta de tiempo...


Con otras cosas que hacen lo mismo es con las flores. Cuando llega la primavera y estalla todo el follaje en todos los sentidos, hay campos de flores donde puedes parar, recoger tus flores y pagar la parte correspondiente. Vamos, en todos estos ejemplos allá no pagaría ni el tato. Iríamos, arramblaríamos y si te he visto no me acuerdo. ¿o de dónde sacan tanto romero los gitanos si está prohibido cogerlo del monte?

Y para mí, en la cúspide de la piramide, el amor a las barbacoas. Aquí, a uno le saltan las lágrimas. Eso es amor y lo demás son cuentos. ¡que delicia! Es verdaderamente una religión. Buen tiempo. Barbacoa. En nuestro caso fue ligera y la hicimos de salmón pero ya sabemos que para gustos colores: salchichas, corderito, pechugas de pollo, chuletas de cerdo... ¡ñam, ñam! Lo único que no se puede hacer para tristeza de Cisco en codillo...
Si hay un motivo por el que me gustaría que la próxima vivienda para cuando venga el Csacsi sea una casa y no un piso es esta. Vamos, me iba a montar un paellero de puta madre y amigos en el barrio me iban a salir de debajo de las piedras. Los domingos de buen tiempo paellita a la leña al canto. Y cuando venga el frío, magyar gulyás!

No hay comentarios:

Publicar un comentario